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Microempresas de Colombia
– Empresarios de Verdad.
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Carmelo tiene 34 años. Es un microempresario piscicultor oriundo de la vereda la Bonga, del municipio de Puerto Libertador, Córdoba. Vive en unión libre y muy pronto será padre primerizo. Él está feliz, como lo manifiesta: “lo espero con muchas ansias y lleno de esperanza. Me siento dichoso de ser padre”.
Desde que tenía 22 años ha sido trabajador independiente rebuscándose la vida con diferentes actividades como la siembra de cultivos, venta de pescado y frutas como naranjas y limones. También ha tenido cría de cerdos.
En 2017, luego de haberse dedicado a estas actividades por al menos 10 años y motivado a crecer más con su emprendimiento, quiso solicitar un crédito para comprar todo lo necesario para convertirse en piscicultor de cachamas, entonces comenzó la búsqueda de la entidad financiera que más se acoplara a sus necesidades.
En medio de ese proceso, un amigo de Carmelo le recomendó a Microempresas de Colombia, asegurando que era la mejor opción para su emprendimiento y le dio el teléfono de contacto del asesor de la oficina de Montelíbano, Córdoba que visitaba esa zona.
“El asesor me ayudó mucho, me brindó una excelente asesoría para aterrizar mis ideas de negocio; revisamos el monto, los costos, el lugar y otras cosas que tenían que ver con mi emprendimiento y ese mismo día enviamos la solicitud”. Al cabo de unos días, le desembolsaron el crédito en la oficina de Montelíbano, por lo que él tuvo que ir en su moto a una hora de Puerto Libertador. En su vida como microempresario, ha tenido dos créditos con Microempresas de Colombia que suman $6.800.000.
Un año después, en septiembre de 2018, Microempresas de Colombia inauguró el corresponsal bancario de Puerto Libertador en el local comercial Drogas San Bernardo. Carmelo asegura que además de la excelente atención recibida por el asesor comercial, esto ha sido una de las cosas que más le ha gustado porque facilita el pago de las cuotas de crédito y evita que tenga que ir a una hora de su municipio para no atrasarse con su obligación.
“Me parece muy bueno tener un lugar dónde pagar la cuota y que se refleje en el sistema inmediatamente, porque antes solía usar el sistema de baloto y el pago se demoraba más de tres días, lo que hacía que tuviera días de mora”.
En su vida como microempresario Carmelo ha usado los servicios financieros de otras entidades, pero afirma que no se había sentido tan cómodo como lo hace con el personal y los productos de Microempresas de Colombia. “Uno no se siente votao en esta aventura de iniciar con nuevas ideas de negocio, porque todo el tiempo me están visitando y brindando esa asesoría que hace que uno se sienta más seguro. Mejor dicho, con Microempresas de Colombia no me siento solo.”
Gracias a que su emprendimiento está funcionando de maravilla, podrá proveer por su esposa y a su hijo que viene en camino. “Nunca había estado tan feliz y tan nervioso en mi vida, llegará una personita que llenará de felicidad mi hogar. De la mano Dios y Microempresas de Colombia que siempre están ahí para ayudarme, saldré adelante”.
Carmelo dice que rige su vida como dice un proverbio de la biblia: cuando el sabio es entendido se mantiene el orden, el siempre trata de hacer lo que esté al alcance de sus manos para no perderse en el camino de emprender y que este brinde todos sus frutos.