El desarrollo en clave de comunidad
Sara Pérez Z.
Fundación Cideal Colombia
En Urrao, en la convergencia de los ríos Penderisco y La Encarnación, se ubica el caserío llamado El Sireno. Alrededor… montañas empinadas, cultivos de café, algo de pan coger, potreros y algunas zonas cubiertas de espeso bosque, caminos de herradura y dispersas viviendas de familias campesinas que han sido testigo y víctima del conflicto armado, de la pobreza y del abandono del Estado.
El territorio de La Linda, Los Animes, El Escobero, Sabanas, La Sexta y El Sireno pertenecen, sin duda, a eso que algunos llaman la Colombia profunda. Sobre la cordillera occidental en la conexión con el Chocó Biogeográfico, rico en bio diversidad, con potencialidades para la generación de energía hidroeléctrica y para la minería, es también escenario para múltiples violencias, corredor estratégico para negocios ilícitos y por esto área en disputa. Allí, donde la presencia de los grupos armados persiste, con diferentes denominaciones e intereses, según la época; donde las familias han debido salir de manera forzada y abandonar la tierra por meses y años y luego retornar, sin mucho apoyo institucional, para reinventar sus formas de vida… allí también es el escenario para la esperanza.
Una esperanza que se construye en clave de comunidad, estas seis veredas conformadas por 160 familias, han avanzado en la definición de una visión compartida de su territorio, han mirado al pasado para valorar su historia y reconocer sus dolores. Han mirado su territorio para reconocer las potencialidades y riquezas que allí se encuentran. Y finalmente, juntos, han mirado al futuro, ese futuro que quieren construir y disfrutar, han definido que van a transformar su territorio para que sea el escenario de una vida feliz. Acompañados por Fundación Cideal Colombia, han definido un plan de recuperación económica, que establece una hoja de ruta para la construcción de capacidades y el aprovechamiento de oportunidades. También han definido un plan de manejo de recurso hídrico, que les permitirá mejorar la calidad de agua que consumen en las familias. Han definido roles y responsabilidades y se lanzan ahora a la ejecución de estas acciones, fortalecidos en sus Juntas de Acción Comunal para convocar y comprometer a las instituciones que por años han sido ausentes y para promover acciones colaborativas que prueban que en la unión está la fuerza para transformar.
“Me siento muy contenta porque hemos logrado reconocer la importancia de pasar tiempo de calidad en familia, ya mi esposo en las tardes cuando llega de trabajar no se dedica a ver la televisión, si no que el comparte tiempo con mis hijos, les ayuda a realizar las tareas, juegan al domino y se divierten”
(Yuri Vanessa Ossa- beneficiaria del proyecto-2023)
Los miembros de la comunidad empiezan a ser conscientes de que la transformación del territorio, pasa por la transformación de cada uno como individuo y cada familia. Por esto, las dinámicas económicas familiares se están fortaleciendo, con apoyo técnico, empresarial y psicosocial de Microempresas de Colombia y con foco en lo estratégico territorial. Así las cosas, se encuentran en marcha 67 iniciativas lideradas por 121 mujeres y 21 jóvenes, en temas como el mejoramiento de cultivos de café y la producción ganadera, así como algunas iniciativas de comercio y servicios.
En las familias empieza a reconocerse el aporte de las mujeres, a valorar su participación en la toma de las decisiones del hogar y a redefinirse roles en los que las actividades del cuidado deben ser asumidas por hombres y mujeres de forma compartida y acordada.
El empoderamiento y renovado liderazgo de las mujeres en las familias y en las Juntas de Acción Comunal, así como el avance en la ejecución de acciones colectivas en función de un propósito común, hacen pensar en transformaciones profundas y enriquecedoras, para construir en este territorio un futuro posible.