Comunidades indígenas Embera avanzan en la recuperación de sus parcelas tras el retorno a su territorio
A la fecha, las comunidades indígenas del resguardo Alto Río Valle-Boroboro han recibido herramientas para el trabajo comunitario e insumos para el cultivo de productos, así como kits de aseo y elementos para la habitabilidad de las viviendas, con los que se busca contribuir al mejoramiento de su calidad de vida.
“A nosotros nos ha gustado lo que estamos trabajando con los cultivos de pancoger. También, la entrega de las herramientas porque realmente no tenemos la forma de conseguirlas por nuestro medio y esa es una ayuda para nosotros magnífica”, dice Aldino Conquista, habitante de la comunidad de Bakurú –Purrú, ubicada en Bahía Solano, Chocó.
Este indígena Embera se dedica al cultivo y cosecha de maíz, plátano, arroz y otros productos, así como a la pesca, todo para el sostenimiento de su familia; actividades que están siendo apalancadas a través del proyecto de “Atención humanitaria para el retorno seguro de comunidades indígenas Embera del Río Valle en Chocó desplazadas por la violencia”, que a la fecha ha entregado ayudas en especie a 124 familias del resguardo Alto Río Valle-Boroboro, conformado por 4 comunidades indígenas.
De acuerdo con María Auxilio Giraldo, coordinadora del proyecto, 173 familias recibirán el apoyo, las cuales están distribuidas en las comunidades de Bakurú Purrú, Boroboro, El Brazo y Pozamansa.
“Esta primera parte de los paquetes de ayuda está destinada a la recuperación productiva de las parcelas de musáceas, es decir, cultivos de plátano, banano y similares. Básicamente a la adquisición de semillas y el pago de los trabajos iniciales de adecuación de los terrenos y siembra”, explica María Auxilio, quien agrega que durante este 2022 se entregarán a las familias beneficiadas insumos para la fertilización y mantenimiento de los cultivos en su proceso previo a la cosecha, con miras a su abastecimiento y la comercialización de los excedentes.
También se han entregado a las familias kits de aseo, elementos como frazadas, hamacas, toallas, calderos y toldillos, así como herramientas para el uso compartido durante las tareas agropecuarias, de construcción y mantenimiento de viviendas.
Adicionalmente, en el territorio se han ejecutado acciones orientadas a la seguridad y la protección de las comunidades, entre ellas, “el asesoramiento jurídico de carácter individual y colectivo para el acceso a las rutas de reparación y restitución de sus derechos tanto en lo relativo al proceso de retorno al territorio como al ejercicio de derechos básicos de salud y educación”, explica la coordinadora.
En cuanto a las actividades contempladas en el proyecto para reducir la afectación psicosocial y emocional y promover estrategias de resiliencia en las comunidades afectadas, hasta la fecha se han desarrollado actividades lúdico-pedagógicas con los grupos más vulnerables y afectados por el desplazamiento como son las mujeres y los niños y niñas. Y se han acompañado las remisiones de salud mental y afectación psicológica identificadas por los profesionales en campo para su atención y seguimiento en el sistema de salud pública.
Cabe recordar que estas acciones se ejecutan gracias al interés y compromiso de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo (FOCAD), la Diputación Foral de Bizkaia, Zabalketa y Microempresas de Colombia, organizaciones comprometidas con la soberanía alimentaria, el empoderamiento social y económico de las comunidades y el mejoramiento de sus condiciones.