Comunidades indígenas de Bahía Solano reciben acompañamiento psicosocial para garantizar su permanencia en el territorio
Los 1.200 indígenas que habitan el Resguardo Río Valle – Boroboro en Bahía Solano, Chocó, reciben acompañamiento psicosocial y emocional orientado al fortalecimiento de su salud mental y memoria colectiva, la reconstrucción del tejido social y recuperación de prácticas de los organismos cívicos y ancestrales dedicados a preservar sus costumbres y cultura y velar por la defensa y garantía de sus derechos.
Un asunto de vital importancia en el retorno seguro de las comunidades indígenas al Resguardo Río Valle – Boroboro, ubicado en Bahía Solano, Chocó, tanto así que desde el 2021 y de forma permanente el equipo técnico de la Asociación Zabalketa y Microempresas de Colombia desarrolla en el territorio diferentes acciones orientadas a la identificación de las afectaciones psicosociales de los habitantes, el fortalecimiento de sus habilidades para la vida y el empoderamiento de las mujeres.
Entre las actividades realizadas están las sesiones individuales y grupales, espacios seguros, donde mujeres, jóvenes, niños y adultos expresan sus emociones y comparten experiencias de vida. En los casos que se evidencia una afectación grave se realiza la derivación a la institución encargada de garantizar la atención oportuna y pertinente.
“Los casos de afectación grave a la salud psicosocial son derivados a diferentes instituciones, el objetivo de esta acción es lograr que las personas con afectaciones más complejas o intensas accedan, por ejemplo, a servicios de salud mental y física adecuados”, indicó Jhenyfer Álvarez, profesional psicosocial, quien agregó que a la fecha se han derivado 23 casos asociados a problemas de salud mental, emocional, conductuales o familiares.
Estas personas han presentado síntomas de estrés postraumático, depresión, ansiedad, desórdenes de sueño, problemas de salud física y fracturas en las relaciones familiares y comunitarias. Además, dificultades económicas.
Los casos han sido derivados a la IPS Comfachocó y a otras instituciones gracias a la intermediación de la Defensoría del Pueblo, que tiene como función principal la protección y promoción de los derechos humanos, institución que tras recibir la información y analizar los casos está en capacidad de activar la ruta de atención integral.
Además, por medio de talleres y actividades grupales, se les brindan a las comunidades herramientas y estrategias para el manejo asertivo de las emociones y la cohesión e integración comunitaria.
Entre estas actividades, es preciso destacar las sesiones de reparación con las familias víctimas del conflicto armado, es decir, con quienes a finales de 2020 se vieron obligados a abandonar su territorio.
En estos encuentros se hizo énfasis en la reconciliación, la sanación colectiva y la reconstrucción del tejido social por medio de la recuperación de la memoria colectiva, el rescate de las tradiciones, creencias y saberes; el fortalecimiento de su lengua nativa, la exaltación de sus maestros o jaibaná, médicos y mujeres.
Justamente, porque son ellas las generadoras del cambio y las transformaciones sociales.
Un ejemplo claro y visible de este proceso de acompañamiento psicosocial son los cinco murales pintados en cinco de las 6 comunidades que conforman el resguardo, donde niños, jóvenes y adultos se apropiaron de pinceles y pinturas para exaltar lo mejor de su territorio y su cultura Emberá Dobida.
Es preciso decir que, estas acciones están ligadas a los factores protectores de la salud mental, que como bien dice la OMS, “…se dan también durante toda la vida y aumentan la resiliencia. Entre ellos se cuentan las habilidades y atributos sociales y emocionales individuales, así como las interacciones sociales positivas, la educación de calidad, el trabajo decente, los vecindarios seguros y la cohesión social, entre otros”.