Comunidades indígenas de Chocó recibirán apoyo económico y acompañamiento psicosocial para el retorno seguro y sostenible a su resguardo
Los beneficiados serán mil indígenas del resguardo Alto Río Valle-Boroboro, ubicado en Bahía Solano, quienes durante 12 meses recibirán formación, acompañamiento y recursos para la recuperación de parcelas productivas y sus viviendas, así como apoyo psicosocial para reducir los efectos del desplazamiento y fortalecer sus capacidades comunitarias. Un proyecto cofinanciado por la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo (FOCAD) y la Diputación Foral de Bizkaia, que será ejecutado por Microempresas de Colombia y la Asociación Zabalketa
A sus 23 años, Marcela Torres* conoció el dolor que produce caminar por horas e incluso días en medio de la selva chocoana, con poco alimento, poca ropa y nada de enseres, llevando a cuestas la incertidumbre que genera el desplazamiento forzado.
En las noches, mientras reposaba en un ‘cambuche’ improvisado, soñaba con retornar al resguardo indígena Alto Río Valle-Boroboro del que ella, su familia e integrantes de las cuatro comunidades: Boroboro, Bakurú-Purrú, Posamanza y El Brazo salieron huyendo a finales de 2020. Personas que pese a la zozobra y las carencias decidieron este año regresar a su tierra, ubicada a 45 kilómetros del casco urbano de Bahía Solano.
Un territorio sobre el cual desde hace varios años, la Asociación Zabalketa y Microempresas de Colombia decidieron poner sus ojos para apoyar a su gente, organizaciones que este año encontraron en Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo (FOCAD) y en la Diputación Foral de Bizkaia a los mejores aliados para trabajar en favor del regreso seguro y sostenible de la población, lo anterior a través del proyecto de “Atención humanitaria para el retorno seguro de comunidades indígenas Embera del Río Valle en Chocó desplazadas por la violencia”, que contará con tres componentes y una inversión superior a los 1.200 millones de pesos.
De acuerdo con Luis Miguel González, coordinador de proyectos de Microempresas de Colombia, durante los próximos 12 meses en este resguardo se trabajará de la mano de las comunidades y de instituciones como la Alcaldía Municipal de Bahía Solano, en la recuperación de parcelas productivas para garantizar la soberanía alimentaria, así como de las unidades de vivienda.
Además, se ejecutarán estrategias orientadas a reducir la afectación psicosocial y emocional de la población y fortalecer su capacidad de resiliencia. Finalmente, se verificará la continuidad en el funcionamiento de la ruta de restitución y protección de los derechos de las comunidades afectadas. Acciones alineadas, también, con tres de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles, que le apuestan a: cero hambre, ciudades y comunidades sostenibles, paz, justicia e instituciones sólidas.
Una intervención que beneficiará a 1.000 personas, de las cuales el 54% son mujeres, siendo Marcela una de ellas, por lo que celebró con gritos de júbilo el apoyo que recibirá su resguardo.
“Para las comunidades indígenas el retorno a nuestro territorio es muy importante, pero necesitamos que sea seguro y de calidad para que no se pierdan nuestra cultura ni saberes ancestrales”, dijo la mujer, para quien es vital la generación de oportunidades productivas para su gente y la formación en temas como: “la defensa del territorio, de nuestros derechos y de nuestras comunidades”, para que no haya repetición ni olvido por parte de la comunidad y del Estado.
Acciones previas, aliados claves
Desde el inicio del retorno de las comunidades al resguardo indígena Alto Río Valle-Boroboro, Microempresas de Colombia decidió servir como veedor y acompañante del proceso, una misión a la que se fueron sumando otras organizaciones hasta tal punto de realizar en marzo de este año a una visita a la zona para verificar las condiciones de la población.
Un encuentro al que asistieron representantes de la organización Swissaid Colombia, Zabalketa, la Organización Nacional Indígena de Colombia, la Federación Luterana Mundial (ONG suiza), La Mesa departamental de los Pueblos Indígenas del Chocó, El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el enlace indígena de la Alcaldía de Bahía Solano, El Consejo Comunitario del Río Valle, El Consejo Comunitario Los Delfines y la Mesa Municipal de Víctimas. Organizaciones junto a las cuales se espera continuar trabajando por y para el bienestar, seguridad y sostenibilidad de las 202 familias que habitan el resguardo.
Finalmente, se tiene programado para el segundo semestre de 2021 iniciar con las acciones que permitan cumplir con el objetivo de proporcionar asistencia y protección a las comunidades desplazadas para garantizar en el retorno a su territorio las bases de subsistencia, derechos y seguridad.
Marcela, una lideresa hecha pulso
Esta habitante de la comunidad del brazo es desde hace más de un año, una de las corresponsales del programa radial tiempo de Juntanza que se emite por las emisoras Litoral estéreo 88.3 FM de Bahía Solano y Juradó, y Riscales estéreo 105,8 FM de Nuquí para dar a conocer las historias, los saberes y las experiencias de las comunidades del pacífico norte chocoano.
Una estrategia del proyecto de “Empoderamiento de las Mujeres del Pacífico colombiano como Agentes de Paz y Desarrollo”, iniciativa que actualmente se ejecuta en los tres municipios chocoanos, que es ejecutada por Microempresas de Colombia y Zabalketa, y financiada por AECID.
Para Marcela ser corresponsal ha sido una experiencia maravillosa que le ha permitido acercarse a su gente para dialogar y conocer mejor su cultura.
“Me ha parecido de suma importancia porque he aprendiendo y me han apoyado mucho como mujer indígena con mi proyecto de vida, me han abierto un camino hacia el liderazgo”, dijo la joven, quien está dispuesta a trabajar porque su comunidad permanezca libre, segura, viva.